El Gatopardismo y los incidentes del “Parlament”
Luis Fernando Valero
Había pensado titular este comentario con la frase “Estamos jodidos” entendiendo que la interjección, fuera comprendida como la señala el diccionario de la RAE, en la acepción 3ª del verbo: Destrozar arruinar, echar a perder, y así mismo como interjección, que el mismo RAE la señala como:“enfado, irritación , asombro.
Pero pensándolo bien, oyendo algunos comentarios y leyendo algunos artículos creo que la jugada le ha salido perfecta a la clase política e inmediatamente me he acordado de Don Fabrizio Corbera, Príncipe de Salina, aquel que dijo:"Se vogliamo che tutto rimanga come è, bisogna che tutto cambi", es decir: el "cambiar todo para que nada cambie”, en El gatopardo.
Parecía que la clase política estaba arrinconada como ha señalado Belén Barreiro:” Este malestar se manifiesta en un rechazo nítido hacia la clase política y los partidos, hasta el punto de que la política no se percibe como solución sino como problema. La política, los partidos y la corrupción preocupan hoy a la ciudadanía cuatro veces más que el terrorismo, seis veces más que la educación, ocho veces más que la sanidad y la vivienda y 20 veces más que la justicia o la violencia de género.“ El País,16/6/2011.
Pero las lanzas se han convertido en cañas, debido a un inmenso error de bulto, cometido por unos “jóvenes indignados” que ingenuamente se han dejado comer el mandado, aunque también cabe pensar, la clase política no podía permitir seguir estando en el candelero negativo y había que actuar y para ello nada mejor que dejar crecer con permisividad, buenismo, comprensión, “con sí… pero…”, “sería bueno que…” y por qué no, con algún que otro empujoncito, para que se cocieran en su propia salsa; lo que parecía un movimiento que era aceptado por mucha de la sociedad española, hoy está deslegitimado por mor de unas acciones totalmente reprobables y algunas de ellas mezquinas y sangrantes, ya que es obvio nadie puede justificar que le pinten la cabeza a un diputado, o le pongan una X en la gabardina a una diputada, como estrella sediciosa de malos recuerdos en la memoria colectiva, pero lo que clama al cielo para cualquier bien nacido es que le quisieran quitar el perro lazarillo a un diputado ciego, para ser ya sangrón y sarcástico, y espero que me entienda el lector, como dice un amigo mío: a no ser que lo confundieran con un “perro policía”.
Estas acciones incomprensibles y reprobables, han hecho que la clase política se rearmara de dignidad y de valor democrático, más aún, reclamara la legítima violencia legal.
El pueblo que tiene flaca memoria se olvida que hace un mes estos “jóvenes indignados” eran unos Robin Hood de la democracia, hoy, vuelven a ser unos bandidos cualesquiera que se pasean, por el ,Bosque de Sherwood y de Barnsdale en Nottingham(Plaza de Cataluña, Plaza del Sol…” como los llamó el Rey Eduardo II
Hay quien ha escrito que esta jugada estaba muy bien pensada: “La pasividad de Felip Puig no fue desatención o negligencia sino cálculo político astuto e irresponsable: desertó del deber de proteger a los parlamentarios ante la amenaza conocida y ya visible. Pero prefirió no actuar. El resultado de su inhibición forma parte de la estrategia retadora del personaje: ha dejado actuar a los jóvenes movilizados para justificar ante las cámaras y en horarios de máxima audiencia que la única manera de actuar contra los descontentos, indignados o rebeldes sociales puros es la violencia. Y Artur Mas salió enseguida, en discurso solemne, hablando de violencia callejera y del traspaso inadmisible de las líneas rojas.”Jordi Gracia. El País.16/6/2011
Y ahora qué se preguntan los ,millones de desempleados, los médicos, las enfermeras, las maestros, los profesores, los mediadores sociales…, no cabe más que aguantar que los políticos, ya legitimados, cercenen la educación y la sanidad con 1.200 millones menos, que las operaciones pasen de esperar de 5.3 meses a 8 meses o que aquel diabético, que ya le cercenaron la pierna hasta el muñón, no le pueden operar para implantarle una prótesis en la cadera que se le ha gastado, y que le impide ir con muletas, por que no es urgente, y solo le cabe la solución de romperse la cadera adrede o hacerse un accidente para poder tener derecho a una prótesis de urgencia que le permita volver a andar con muletas con la única pierna que le queda, porque los recortes que hacen los políticos, democráticos elegidos, no pueden ser cuestionados y todo porque unos indignados jóvenes, han caído en la provocación o en la irresponsabilidad.
Y uno ya jubilado observa cómo cada vez le cortan más su jubilación, legalmente y cada vez le suben más sus impuestos, legalmente, los políticos democráticos, que han hecho verdad, una vez más, aquello que dicen inspiró, Giuseppe Tomasi, Príncipe de Lampedusa y Duque de Palma di Montechiaro. “Se vogliamo che tutto rimanga come è, bisogna che tutto cambi"